No sé muy bien por qué, pero el papel rosa que me dieron tras el parto me ha estado viniendo a la cabeza estos días. Bueno, en realidad si lo sé, te cuento.

La primera vez que vi ese documento de estadística me resultó cuanto menos curioso, pero hubo una pregunta que realmente me llamó la atención: ¿En qué lugar ocurrió el parto? Hace siete años, en mi inexperiencia y poca preparación real, ni se me había ocurrido que se pudiese dar a luz en otro sitio que no fuese un hospital y pensé que no sé a quién se le ocurriría hacer semejante cosa.

Como suele pasar, te acabas comiendo tus propias palabras y, aunque yo no haya dado a luz en casa, sí que mi entendimiento y respeto por esta decisión ha cambiado mucho en los últimos años. Esto me lleva hasta Laura y el papel rosa (si, esa Laura). Ella, a través de su dedicación, pasión y respeto por la mujer, ha acompañado a cientos de madres en sus partos en casa, lo que son cientos de madres marcando otra casilla en el papel rosa, cientos de madres que una a una cambian las estadísticas y la realidad.

En realidad esta carta no es sobre partos, sino sobre el poder que tenemos todas nosotras, aunque nos parezca que no. Yo a veces me siento muy pequeña, pero ejemplos alrededor que me recuerdan lo contrario. Si no, prueba a dormir con un mosquito en la habitación y entenderás perfectamente lo que quiero decir, en su minusculez capaz de fastidiarnos todas las vacaciones. Mira hacia dentro, estoy convencida de que tú  también tienes un algo por lo que quieras hacer que más personas cambien las estadísticas, y eso, amiga, es muy bonito y muy poderoso.

Esta no es una carta sobre partos, pero al mismo tiempo, he de reconocer que una gran sensación de alivio me inundó tras tener a mi segundo hijo al saber que no tendría que pasar por la incertidumbre médica de ese trance nunca más. Había tenido dos hijos sin grandes traumas obstétricos, lo considero una vicotria en estos días. Ese sentimiento de alivio me pareció que estaba fuera de lugar, no tendría que ser así, pero no por ello dejaba de ser real. La estadística sigue siendo la que es, queda muchas casillas por marcar, muchas cosas por cambiar.